Frente al espejo, veo mis heridas internas, cuesta asumirlas. Me veo alejada de mi, lejos de mi, hace tanto que me fui de mi misma.. Me cuesta reencontrarme. ¿Donde estoy? Me cuesta ver mis cosas buenas, tantos meses llenandome de odio, alejándome, siendo egoísta, buscando algo que me llene.
¿Por qué me tuve que ir tan lejos de mi misma? Es feo confrontarse al espejo y no saber quién soy, a donde quiero ir, que quiero en mi vida. Es difícil no ver un futuro, no ver una meta personal, no ver en quién confiar. Me siento solitaria. Confrontarse al espejo para irse conociendo, para ir aprendiendo, para reflexionar, para aprender que camino tomar y por qué luchar.
Es una lucha sola, constante, para conocerme. Para descubrir quién soy realmente y que quién quiero ser.
Hoy no tengo miedo de estar sola, tengo miedo de no saber quién soy realmente.

La verdad es que me enteré banda de cosas estos meses, cambié mucho. Y por fin creo que es la oportunidad para dejar el pasado, con muchas razones. Por primera vez no tengo la necesidad de recordar, de extrañar el pasado ni tampoco volver. Siento que tengo a mi favor varias cosas y que puedo empezar de nuevo, bien. Alejada de lo que me hace mal, alejada del pasado. Tal como tenía que ser hace muchísimo. Y creo que este año marca un antes y un después de absolutamente todo. Lamento banda que muchas cosas hayan influido en mi personalidad, pero creo que nunca es tarde para cambiar, darse cuenta y seguir adelante. Quiero dejar muchas cosas atrás, quiero crecer, quiero cambiar.
Y por fin puedo decir que cada vez veo más las cosas como son.